Matilde es figura clave en el “Círculo de teólogas de Helfta”. Matilde no pretende tanto enseñar como comunicar una experiencia, una vivencia. Se nos presenta más como testigo que como maestra. Su enseñanza de vida, comunicada sin pretensiones, calaba en su auditorio y nos impacta a nosotros. Esto es precisamente lo que hoy revaloriza sus escritos y les hace de plena actualidad. Vivía lo que comunicaba. Si esto es común en las místicas medievales, y puede decirse de todos los tiempos, en Matilde es su mensaje central percibido conscientemente por las jóvenes de aquella escuela monástica.