La Ley del Mercado de Valores con fecha de 1988, ya manifestaba en dicho año, la necesidad de dar respuesta a los múltiples y variados problemas asociados a dicho mercado, con la finalidad de que nuestro mercado de valores presentara unas condiciones idóneas, en el momento en que el mercado europeo de capitales fuera una realidad. La Ley parte del irrenunciable principio de unidad del orden económico y del sistema financiero nacional, del que el mercado de valores constituye pieza esencial. Todas estas y otras premisas iniciales, que condujeron a la elaboración y sistematización del mercado de valores, continúan vigentes y, por ello, se han ido sucediendo en el tiempo numerosas reformas a la citada Ley con el objetivo de mantener la adecuación de nuestro mercado de valores a la realidad económica financiera de nuestro entorno geopolítico.