Jesús, antes de morir en la cruz, quiso dejarnos, como perlas preciosísimas de sabiduría, siete palabras recogidas por los evangelistas, en las que se concentra su mensaje, su testamento de amor. Meditar estas palabras junto con María a los pies de la cruz es como zambullirnos en el gran misterio de la Redención. Esta reflexión nos permitirá dar testimonio de Jesús ante los hombres de nuestro tiempo, que con tanta facilidad pasan distraídamente ante la Cruz, absortos en o tras palabras que nos dejan vacío el corazón.