En la Península Ibérica, desde el 711 coexistían dos modelos de sociedad muy distintos, la andalusí y la feudal. Hacia finales del siglo XI se alcanzó un cierto equilibrio, que se rompería en 1212 con la batalla de Las Navas de Tolosa. Simple síntoma o catalizador decisivo de una evolución ineluctable, este acontecimiento marca -al menos de forma simbólica- un antes y un después en cuanto a las relaciones entre los Estados cristianos e islámicos en toda la cuenca mediterránea occidental. Este libro trata de esa época.