Pocos géneros como el cine negro tienen un sustrato, paisaje y tipología común, pero tan diferente a la vez: desde la crónica de sucesos a la novela negra, el imaginario de su cine ha reflejado los cambios económicos y generacionales de la industria del crimen y la extorsión en diferentes momentos históricos. A partir de un título fundacional como Scarface (1932), el autor se plantea un viaje de siete décadas por el cine de gánsters, mostrando tanto el legado de los nuevos autores como los cambios en la producción y la percepción del film noir.