Corre el verano de 1924 cuando Raul Brandão zarpa en el São Miguel para realizar un largo viaje por los archipiélagos de las Azores y Madeira. Dos años después se publica Las islas desconocidas, su cuaderno de aquel viaje. En sus páginas descubrieron los portugueses del continente (y también los brasileños y los franceses) una tierra mágica, exótica, casi salvaje, dedicada a la caza magnífica y bárbara- de la ballena. Sus pueblos y sus paisajes, pero sobre todo lo sobrenatural, el espíritu de sus lugares formados por el aire, el agua, la tierra y el fuego, llenan las páginas de este libro; un libro que es casi un milagro, una obra maestra que, sorprendentemente, se publica por primera vez en español.