La autora zarpa de Hamburgo rumbo a Canarias en la primavera de 1905. Catharina retoma en sus apuntes de viaje el momento en que los alemanes empezaban «a subirse al tren», y se hizo necesario presentar de forma general y práctica una guía de viajes de las Islas Canarias, o un folleto turístico que era lo más idóneo para el propósito del nuevo viajero que buscaba descanso y placer. Frente a las numerosas obras científicas existentes sobre las Islas y dirigidas a un público especializado, la obra de Pommer-Esche, por su carácter divulgativo, estaba al alcance de cualquiera que deseara viajar a las Islas. Sus palabras, siempre halagüeñas, contribuyeron a difundir las bondades del clima y la belleza de los paisajes canarios en el ámbito de la lengua alemana.