Las islas Aran son tres pequeñas islas irlandesas que destacan por su paisaje árido y la rudeza de las condiciones de vida de sus habitantes. El aislamiento de los isleños a principios de siglo había preservado un rico acervo de leyendas, canciones y tradiciones populares celtas. El autor vivió en ellas varios meses al año, desde 1898 a 1902. Las islas Aran constituye una personal narración de esa experiencia.