Lo que en estas páginas se nos ofrece es, en palabras del autor, «una reflexión sobre cómo se ha ido definiendo en la historiografía española la idea de España», partiendo de la constitución de un modelo preciso de interpretación del pasado en el siglo XVI hasta sus usos en el franquismo. Fernando Wulff parte para su estudio de las visiones de la historia antigua -de los primeros pobladores al inicio de la Reconquista, de Tubal a Pelayo- y muestra sus diferentes reutilizaciones en los diversos momentos. También en uno de sus capítulos analiza las perspectivas históricas de Sabino Arana y Prat de la Riba comparándolas con las coetáneas inspiradas por el nacionalismo español. El libro resulta así una valiosa aportación a la historia de la historiografía española, pero es mucho más que eso, porque lo que con él se quiere conseguir es una contribución a la necesaria tarea de «pensar las pertenencias y las identidades colectivas y someterlas a una reflexión crítica que permita poner en cuestión lo que se nos da por evidente».