Es sorprendente que de un autor tan relevante como Plauto (h. 250 - 184 a. C.) apenas se conozca poco más que su nombre, su lugar de nacimiento (Sársina, en Umbría) y un par de datos de su vida, ya que sus obras teatrales contaron casi siempre desde su estreno con la aceptación general del público, fuera cual fuese su extracción social. Sus fabulae palliatae (adaptaciones de comedias griegas) no son solamente importantes para la historia de la literatura por su extraordinaria descripción de tipos, su riqueza lingüística y sus divertidísimos equívocos y engaños, sino también porque representan una de las pocas muestras dramáticas latinas clásicas que se han conservado. Las dos Báquides es una prototípica comedia de enredo plautina, que toma como referencia una comedia de Menandro para readaptarla a los gustos romanos de la época. El punto de partida de la obra son dos hermanas con idéntico nombre, tan pobres que para ganarse el sustento se ven obligadas a vender sus favores en diferentes lugares. La trama se complica cuando dos jóvenes amigos se enamoran cada uno por su lado de ambas hermanas, lo que da pie a jocosas confusiones y agudos diálogos que Plauto tan bien sabía crear y desarrollar.