Este libro revisa críticamente la polémica entre comunitaristas y liberales. Para el liberalismo los individuos siempre tienen la capacidad de cuestionar la pertenencia a una comunidad siendo el pluralismo una característica estructuralmente deseable de las sociedades modernas. Para el comunitarismo, en cambio, nuestra identidad se encuentra profundamente marcada por los grupos a los cuales pertenecemos y el pluralismo es una señal de descomposición moral y atomización de la comunidad. El objetivo de esta monografía es vincular estas dos tradiciones filosóficas con la finalidad de intentar compatibilizar las tesis normativas liberales, especialmente la distribución del valor de la autonomía individual, manteniendo los presupuestos comunitaristas más relevantes.