En la amplia producción de San Juan Crisóstomo, las Catequesis bautismales ocupan un lugar destacado, no sólo por el considerable número de ellas que se han conservado (doce), sino, sobre todo, porque representan una valiosa fuente para la historia de la concepción y de la liturgia bautismal en Antioquía, una de las sedes más ilustres de la Iglesia oriental, a finales del siglo IV. Juan Crisóstomo comenzó enseguida su actividad de predicador después de ser ordenado sacerdote(386), revelando una clara y profunda concepción del bautismo, debida, por una parte, a la tradición que se hallaba presente en la Iglesia de Antioquía, y por, otra a su experiencia personal. El primer aspecto fundamental que él extrae del bautismo es el sentido del misterio que lo rodea y que el mismo término de "sacramento" refleja. El sentido del misterio se lo sugiere la fe viva que posee en la nueva realidad a la que está llamado a participar el catecúmeno: la adhesión plena y definitiva a Cristo; y para expresarla, se sirve, a menudo, de la imagen profundamente humana y sugestiva del matrimonio. Después de muchos siglos la voz de Juan Crisóstomo parece que conserva inalterado su vigor e inspira una profundo sentido de serenidad y confianza del que también el hombre de hoy tiene necesidad, para renovar con plena libertad, como los catecúmenos de entonces, su adhesión a Cristo.