Las biblias ilustradas han sido una forma importantísima de transmisión de las Escrituras sagradas a lo largo de la historia. La investigación bíblica, sin embargo, apenas las ha tenido en cuenta o no se ha fijado en ellas más que por su belleza o por su posible uso catequético. Los estudios artísticos, por su parte, se han centrado en el análisis de obras bíblicas de grandes artistas, descuidando los géneros más populares, como el dibujo y el grabado presentes en libros o folletos. Las biblias ilustradas en España en el siglo XIX recupera la importancia del grabado bíblico como expresión cultural y, sobre todo, como forma específica de discurso teológico. Para ello cataloga y presenta las distintas colecciones decimonónicas de grabados -entre las que se incluye la de Gustave Doré- y propone un método de interpretación que permite valorarlas plenamente como fuentes de investigación tanto para el mundo bíblico como para la historia del arte, del grabado o la historia del libro y la lectura. El estudio específico de las ilustraciones del profeta Elías y del hijo pródigo desvela las formas tan distintas de contar sus historias, las intenciones de los artistas y las posibles repercusiones en sus lectores.