Esta etnografía tiene como ámbito espacial y temporal la España de los siglos XIX-XX y como objeto de estudio la realidad cultural de la mujer campesina pasiega en el ejercicio de la lactancia asalariada como nodriza doméstica entre las clases más acomodadas del país: aristocracia, alta burguesía y Casa Real. Un oficio prácticamente invisible en la historia del trabajo femenino que pone en evidencia, por un lado, la importancia de la lactancia en las representaciones del cuerpo, gestación y alimentación y por otro, la simbología de la leche como fluido corporal que, en caso de ser compartida, es capaz de generar relaciones denominadas parentesco de leche.