En el paisaje sentimental de los zaragozanos, la Virgen del Pilar ocupa un lugar especial. Lejos de la ilusión de inmovilidad que caracteriza los relatos de la tradición, su significado ha cambiado a lo largo del tiempo, adaptándose a las diversas coyunturas históricas. Desde la guerra de la Independencia hasta el franquismo, su imagen ha sido utilizada para legitimar discursos políticos, suscitar emociones, señalar al enemigo, movilizar a la población o construir una visión de la comunidad nacional. Entre los usos de la Virgen del Pilar sobresale el realizado por el nacionalcatolicismo, que se sirvió de esta devoción para apoyar proyectos autoritarios como los de Primo de Rivera o Franco.