Un estilita era un anacoreta que vivía sobre una columna, de la que no se bajaba jamás. El fundador de esta espectacular forma de vida ascética fue el sirio Simeón (m. 459), que la practicó durante treinta y siete años en su país natal. Tuvo muchos imitadores en el Oriente cristiano durante los siglos siguientes. El primero de ellos fue el también sirio Daniel, que vivió sobre su columna cerca de Constantinopla entre 460 y 493. Ambos estilitas atrajeron en vida a muchedumbres de peregrinos procedentes de todo el mundo cristiano y, como se puede apreciar en sus Vidas, llegaron a tener gran influencia tanto sobre la gente corriente como sobre dignatarios y emperadores. La Vida de Simeón Estilita, atribuida a su discípulo Antonio, es uno de los testimonios principales sobre las hazañas ascéticas y los milagros de este santo. Breve en extensión y simple en su concepción, gozó de gran popularidad desde muy pronto. Ya en el siglo VI fue traducida al latín. La Vida de Daniel Estilita, debida también a un discípulo del santo, es el único documento que tenemos sobre Daniel. Más larga que la anterior y mejor escrita, está considerada como un valioso testimonio histórico no solo sobre su protagonista y su género de vida, sino también sobre la Constantinopla del siglo V y sus gentes. Se ofrece aquí la primera traducción del griego al español de estas dos obras únicas, así como de un largo fragmento de la Historia eclesiástica, de Evagrio Escolástico (sigloVI), con anécdotas sobre Simeón Estilita.