El desarraigo de anteriores entregas de «Los que cruzan el mar», los diarios de José Carlos Cataño, aun permaneciendo como sustrato de La vida figurada (2008-2009), se ha convertido en tránsito asumido, en nomadismo. En los entreactos de las vivencias, el tiempo y el espacio moldean una escritura que reescribe y reúne, como si fuera un río, los hechos de una vida. Y lo hace a la vista de los destellos que emiten lo que no sobrevivirá ni en la memoria ni en la escritura. Solo permanecerá lo que se considera suficiente, aunque tantas veces esta categoría es relativa: se podrían haber anotado de otro modo los pasajes, las emociones. Podría haber sido, también, otra vida, pero esa otra vida posible es la que en realidad da sentido a la vida escrita en estas páginas. José Carlos Cataño nació en La Laguna (Islas Canarias) en agosto de 1954. Cursó estudios de Bellas Artes en Santa Cruz de Tenerife y de Filología Hispánica en Barcelona, donde reside desde 1977. Narrador y ensayista De tu boca a los cielos (1985), Madame (1989) Aurora y exilio. Escritos, 1980-2006 (2007), Cien de Canarias. Una lectura de la poesía insular entre 1950 y 2000 (2009), como poeta ha publicado Disparos en el paraíso (1982), Muerte sin ahí (1986), El cónsul del mar del Norte (1990), A las islas vacías (1997), En tregua (2001) y Lugares que fueron tu rostro (2008). Después del primero de sus diarios de libros «encontrados», De rastros y encantes (2011), La vida figurada (2008-2009), sigue a La próxima vez (2004-2007), editado por Renacimiento en 2014, para acogerse al epígrafe de lo que será el conjunto de su obra diarística: «Los que cruzan el mar».