Este libro propone una revisión crítica de la mirada sociológica sobre la ciencia. Fruto de un trabajo empírico de dos años en una facultad de ciencias físicas, aborda la compresión de una ecuación, la ecuación de Schroedinger, desde una óptica singular. El titulo es una paráfrasis de la obra de Steve Woolgar y Bruno Latour, Laboratory Life (la vida en el laboratorio: la construcción de hechos científicos), indicando su crítica de fondo: los estudios empíricos en el campo de la sociología de la ciencia adolecen de un profundo desconocimiento, de una crucial ignorancia, de la cultura propia de las tribus de los laboratorios, del lenguaje lógico-matemático. El autor ha accedido al aprendizaje de esa cultura para mostrar cómo el simple formalismo en el que es transcrita no es suficiente para alcanzar el conocimiento especializado que se pone en juego en un laboratorio científico. La ciencia no se aprende, se vive. Aplicando una metodología de carácter autoobservacional (inversión de naturaleza reflexiva de la tradicional metodología antropológica de la observación participante), esta monografía revela que para entender una ecuación científica hace falta, además del conocimiento "técnico" que demanda su pura formalidad, la vivencia cotidiana del habitus que va conformando la experiencia vital del sujeto que accede competentemente a dicha compresión. La ecuación de Schroedinger, en última instancia, se ofrece a la mirada del lector como un sujeto social surgido de una experiencia vital de aprendizaje que el autor cataloga como transductiva.