Hay voces que nos dicen que estamos ante una verdadera revolución social y cultural. La nueva revolución, todavía en proceso, no tiene nombre, pero estamos sintiendo su empuje hacia otro estilo de vida. La religión no es ajena a este cambio. Así, se habla de transformación, recomposición, reconfiguración e incluso descomposición de lo religioso. Algunos incluso perciben este momento de crisis como el agostamiento definitivo de la religión cristiana. Sin embargo, no se trata de profetizar acerca de su desaparición o persistencia. Estamos viendo, más bien, cómo la religión no muere, sino que cambia, se transmuta y se reviste con imágenes nuevas o sempiternas de lo divino. Esta obra persigue captar algo de las formas en que se manifiesta o se percibe lo sagrado y sus expresiones religiosas en el actual contexto socio-cultural. Si fuera posible, querría sorprender el dinamismo que recorre dichas formas, tratar de captar la reconfiguración o metamorfosis de lo sagrado que discurre a través de las líneas de fondo de los cambios religiosos percibidos. De esta manera, se parte de la situación de la religión en la modernidad, enfatizando el desplazamiento desde la institución al individuo. En la segunda parte -básicamente de diagnóstico- se ponen de relieve las actitudes religiosas predominantes en nuestros días: situación paradójica y aparentemente contradictoria. La tercera parte analiza las dos tendencias más activas en que se reestructura lo sagrado y religioso actualmente: la llamada "nueva espiritualidad" o religión difusa y el auge de tendencias neofundamentalistas o integristas. Ambas tendencias son modos de la reconstrucción moderna de la religión. La cuarta parte centra su atención en el cristianismo: ¿cómo se ve desde la situación cristiana, especialmente occidental y española, la reconstrucción de lo sagrado y de la religión? La quinta parte dirige su atención hacia la reconstrucción cristiana en marcha. Por último, la parte sexta trata de avizorar algunos senderos de cara al futuro próximo. Un epílogo sobre los sucesos acontecidos en el Vaticano con motivo de la muerte de Juan Pablo II y la elección de Benedicto XVI sirve de reflexión final.