En esta obra se ofrece la respuesta cristiana surgida en América Latina, África y Asia ante la pobreza y la desigualdad. Se presenta la relación entre la teología y la pobreza, el rechazo a una situación injusta que encuentra en la lectura de la Biblia un camino liberador. En esta teología se produce un encuentro con la pobreza y con el pobre, con el pueblo crucificado, lo que supone una experiencia fundante y globalizante.