Este libro aborda la crisis de la Iglesia, una crisis que no procede tanto del exterior (persecución, medidas discriminatorias), como de la vida interna de la Iglesia misma. En este contexto, Andrea Riccardi reflexiona sobre la renuncia de Benedicto XVI, la elección de Francisco y sus primeros meses de pontificado, para comprender cuáles son las dimensiones de la crisis y cómo está respondiendo a ella el Papa. Su propuesta –una Iglesia abierta al diálogo y al encuentro, pobre, entregada al servicio de los pobres, solidaria, fraterna, «en la calle», fiel al Evangelio y atenta al Espíritu– hunde sus raíces en su pensamiento y su historia antes de su sorpresiva elección. Una sorpresa que no estuvo tanto en la elección en sí como en el impacto inmediato de su personalidad entre católicos y no católicos, que permite vislumbrar la que parece ser una nueva «primavera» del catolicismo.