Los veinte relatos de La soledad de la compasión, probablemente una de las mejores obras de Giono, constituyen un retrato conmovedor y nostálgico de la vida rural en la Provenza. Uno tras otro, el autor trata algunos de los aspectos más íntimos y universales de la experiencia humana: una amistad forjada en las trincheras en plena guerra, el vínculo entre el hombre y la tierra, o el descubrimiento, ya en la vejez, de la fragilidad de la vida y «la soledad de la compasión». Los personajes de Giono -el cura del pueblo, un pastor solitario, los clientes habituales del café y su propietario, o forasteros aparentemente surgidos de la nada que se desvanecen como aparecieron- son, unas veces, luminosos, sabios y decentes, y otras, toscos e inmorales, pero reflejan siempre un profundo conocimiento del alma humana. El olor a tierra húmeda, a sangre, el sonido del viento o el particular diálogo entre un hombre y un animal herido, evocan un universo singular y acaso para muchos ya desaparecido en el que aún resuena la melodía, algo triste, de una humanidad entera.