La sinrazón de la razón ofrece una lectura moderna del Quijote, basada en la hipótesis de que su tuna es la exposición y exaltación de un “yo”, señero y cerrero, excepcional y único, original hasta la extrañeza y la locura, rodea - do y atacado por una sociedad beligerante, que trata de contradecirlo, negarlo y anularlo, hasta conseguir devolverlo al redil de la conformidad y de la normalidad mostrenca e irrelevante, al nivel de la tradición y del común de los mortales. Esta idea básica se ve confirmada y reafirmada por las numerosas historias confluyentes que rodean la historia principal y que amplían la defensa de la individualidad voluntariosa, fundamentalmente femenina, que se esfuerza por deshacer los prejuicios sociales sobre la condición de la mujer, históricamente determinada, con lo que se subraya la pureza del “yo”, frente a los otros, simbolizada por los personajes masculinos. Todo esto teñido por una fuerte dosis de autobiografismo del autor y una profunda crítica social. Luciano G. Egido (Salamanca, 1928), doctor en Filosofía y Letras, con una Tesis sobre Gracián, inició su carrera literaria a los sesenta y cinco años, después de haber sido profesor universitario, crítico de cine y articulista y haber publicado dos ensayos, Salamanca, la gran metáfora de Unamuno y Agonizar en Salamanca. Ha publicado cinco novelas, entre ellas, El cuarzo rojo de Salamanca (1993), Premio Miguel Delibes; El corazón inmóvil (1995), Premio Nacional de la Crítica; Los túneles del paraíso (2009), Premio Villalar de Novela Histórica. En 2004 le fue concedido el Premio de las Letras de Castilla y León.