La historia del periodismo está marcada por sucesivas crisis derivadas de los avances tecnológicos. Aunque el autor defiende que este campo no perderá su función mediadora entre el acontecimiento y la sociedad, considera que es urgente revisar los modos de hacer tras la irrupción de las redes sociales digitales. Este libro contribuye a esa reflexión a partir del análisis de la influencia de ese entorno digital en el tratamiento periodístico de los movimientos sociales globales, mediante la observación directa del día a día de tres redacciones (Folha de S.Paulo, The New York Times y El País). Cuando hay en circulación narrativas producidas por las personas que participan directamente en esas manifestaciones y luchas, el periodismo no puede permitirse perder su función como principal productor de sentidos.