'Dos cosas esenciales destacan en la cuentística de Martín de Ugalde: de un lado, una voluntad férrea, una pasión ilimitada por integrarse, por fundirse, por hacerse él mismo carne y sangre, gozo y agonía de las tierras y de las gentes venezolanas; del otro, un terco deseo de dejar testimonio, de convertirse en fiero e insobornable intérprete de algo que bien podría considerarse como una nueva clase social en Venezuela: los inmigrantes. Lo primero se patentiza en su afán de conocimiento de tierras y gentes, y, sobre todo, en su pasión por adoptar los giros expresivos más genuinos, más arraigadamente criollos de esas gentes; lo segundo, en esa especie de amor rabioso que tiene Ugalde por las criaturas llegadas de otras tierras, desplazadas, desarraigadas, desheredadas de la fortuna'. PLÁ Y BELTRÁN El Independiente, 1959