Cada ciertos años, los empresarios se ven exhortados a enfrentarse a los cambios que se producen en el mundo de los negocios. Las herramientas parecen sencillas --conseguir la excelencia deseada, reestructurar la compañía, aprender la disciplina del liderazgo...- pero, a menos que se encuentren preparados, los severos cataclismos del mercado pueden acabar erosionando las empresas que tanto les ha costado levantar. En La segunda curva, Ian Morrison crea un modelo revolucionario que puede utilizarse en todos y cada uno de los casos: en pocas palabras, se trata de cabalgar cómodamente desde la primera curva --un negocio tradicional de carácter familiar, por ejemplo-- a la segunda. Tan sencillo como eso. De acuerdo, pero ¿qué es la segunda curva? Pues es el futuro: un futuro de nuevas tecnologías, nuevos consumidores y nuevos mercados, todo ello combinado para provocar una alteración radical e irrevocable del modo en que cada negocio debe organizarse y funcionar. El hecho es que los empresarios deben aprender a dominar tanto la primera como la segunda curva, es decir, a anticipar la velocidad y el ritmo de los cambios, a asimilar las estrategias más cruciales y aplicarlas a las diversas situaciones con que puedan encontrarse. Pues trabajar con la segunda curva significa comprender las paradojas, avanzar hacia metas aparentemente contradictorias y probar nuevos métodos de trabajo. Aquellos que sepan hacerlo cosecharán grandes recompensas. Los que ignoren o nieguen el valor de la segunda curva estarán condenando a su organización al estancamiento y la obsolescencia. El cambio se está extendiendo por el mundo empresarial, lo queramos o no. El futuro pertenece a aquellos que tengan las herramientas y la visión adecuadas para afrontarlo. Y quizá la mejor manera de iniciarse en todo ello sea leer este libro pionero, sin duda la mejor guía posible para los empresarios del mañana.