Esta tragedia existencial y teológica es un testimonio vivo de la crisis religiosa que han vivido muchas gentes de nuestro tiempo ante los horrores de la guerra. A. Sastre escribió esta obra en homenaje al gran filósofo Sören Kierkegaard y a sus reflexiones sobre la fe de Abraham, aquel gran patriarca que se dispuso a matar a su hijo en cumplimiento de una "orden de Dios". "O Dios no existe -viene a decir un personaje del drama- o es un monstruo".