El libro que el lector tiene en las manos no es un panfleto, pero tampoco un ensayo filosófico en el sentido estricto de la palabra. Es un texto reivindicativo: unas veces con puntos panfletarios que buscan sacudir conciencias; otras, con la pretensión de activar el pensamiento. No sé si lo habré logrado -dice su autor-, pero es lo que me propongo al escribirlo. Un mundo se hunde, pero otro nace. Hemos nacido y crecido entre un paisaje en ruinas. No nos vale llorar. Ni decorarlas. No podemos refugiarnos mientras todo se derrumba y se reduce a pedazos. No lo lograremos con pequeños pedazos. Solo la ética nos puede salvar.