El dibujo es un hecho esencial desde el origen de la actividad humana, a través del cual no sólo representamos la realidad, sino que la construimos, como refiere la máxima de Paul Klee: «El arte no reproduce lo visible, hace visible.» Existe un dibujo eficaz y transparente que nombra los hechos y el conocimiento que nos aporta. Nombra las transformaciones: él mismo es puro movimiento, danza del concepto. El que el dibujo sea la herramienta básica sobre la que se desarrollan acciones, proyectos, previsiones, escrituras, o que la sigamos encontrando bajo el manto del cine o la infografía, informa de su enorme flexibilidad, de la ductilidad de sus procesos, de la necesidad y universalidad de sus formas, como una estructura base de nuestro pensamiento. En este volumen, dedicado a lo que denominamos «Artes del movimiento», se analizan las relaciones que el dibujo establece con la danza (Catalina Ruiz), el teatro y la escenografía (Lino Cabezas), el cine (Miguel Copón) y la música (Ana Zugasti), agrupados bajo la teoría y visión general de Juan José Gómez Molina.