El sistema español de seguridad social incluye en su acción protectora las prestaciones por muerte y supervivencia, que son aquellas destinadas a solucionar las situaciones de necesidad que se originen para las personas para las personas que dependen económicamente de otra (un trabajador), cuando ésta muere. Así, se protege la muerte del trabajador, a través del auxilio por defunción; la supervivencia del cónyuge o persona que convivía con el fallecido, a través de la pensión vitalicia y prestación temporal de viudedad); la supervivencia de los hijos, a través de la pensión de orfandad; la supervivencia de otros familiares, a través de la pensión o subsidio en favor de familiares; y la supervivencia del cónyuge o superviviente de hecho, de los hijos, y, en algunos casos, de los padres, cuando la muerte del trabajador es consecuencia de accidente de trabajo o enfermedad profesional, a través de una indemnización a tanto alzado. El objeto de este estudio es analizar cada una de las prestaciones y detectar cuáles son sus dificultades de aplicación, y cómo la legislación, la jurisprudencia y la doctrina laboralista se han ocupado de ello.