Este libro encierra todo lo que Barthes colocaba sobre la mesa de su seminario. Pero no sólo eso, sino también deslumbrantes fragmentos de prosa barthesiana, que muestran el modo en que su voz pasaba de lo escrito a lo dicho. ”Voy a hacer como si fuera a escribir una novela “, dice Barthes, y organiza sus notas de clase como instrucciones dirigidas, en primer lugar, a sí mismo. En efecto, sus seminarios son un juego serio de simulación. La escritura de una novela implica, para un ensayista que, como él, ama el fragmento, el pasaje de la Forma corta a la forma larga.