Este libro analiza el papel de la prensa norteamericana más relevante ante el genocidio cometido por los nazis contra el pueblo judío en Europa. En él la autora expone que la prensa, y por extensión los medios de comunicación norteamericanos más influyentes en el periodo comprendido entre 1933 y 1945, no hicieron lo suficiente para informar, dar a conocer y denunciar la tragedia vivida por los judíos en Europa a manos de los nazis, y conocida como el Holocausto. Esta actitud convirtió a algunos medios de comunicación en testigos impasibles del horror, una actitud que no debe repetirse jamás ante hechos denunciables.