Gijón, 1936. Abel tiene solo ocho años, pero ya sabe que en España está comenzando una guerra: lo ve día a día, en su casa y en las calles de su ciudad. Sus padres deciden enviarle a él y a sus hermanos a otro país, para salvarles del conflicto. Este es el principio de un viaje que significa dejar atrás su patria, y también su infancia. Una nueva vida empieza, llena de nostalgia, pero también de esperanza.