La obra hace un estudio de la confiscación desde sus primeras manifestaciones en el Derecho romano, algo que a la postre ha demostrado, una vez más, la línea de continuidad de este sistema jurídico ya que gran parte de las soluciones adoptadas en aquellos siglos se trasplantaron a épocas posteriores, sobre todo desde la Baja Edad Media con la difusión del Derecho común y su implantación progresiva a nivel territorial... El punto final del iter se ha encontrado en la Constitución gaditana de 1812 donde quedó proscrita esta pena para la posteridad
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