El espíritu de nuestro tiempo se caracteriza por su empeño en negar el conflicto como lo esencial de toda política democrática. Lejos de ser un signo de progreso, buscar el consenso y promover una unanimidad social suave es un grave error que pone en peligro las instituciones democráticas. En muchos países, este “consenso centrista” está propiciando el auge de partidos de la derecha populista, que se presentan como las únicas fuerzas “contrarias al sistema”, aspirando así a ocupar el espacio de la crítica abandonado por la izquierda. Discutiendo las tesis de John Rawls y Jürgen Habermas, así como los dogmas de la “tercera vía” de Anthony Giddens practicados por Tony Blair, Chantal Mouffe argumenta que pese a la supuesta desaparición de la distinción entre izquierda y derecha, la categoría del adversario sigue teniendo un papel central en la dinámica de la democracia de las sociedades postindustriales del presente. Recurriendo a las ideas de Wittgenstein y Derrida, y a las provocadoras tesis de Carl Schmitt, la autora propone una nueva concepción del sistema democrático, al que define como un “pluralismo agonístico” que implica la imposibilidad de erradicar el antagonismo y de llegar a soluciones definitivas de los conflictos.