No es una biografía al uso: de las merecidas por salir del arroyo o por no caer nunca. No, es de las corrientes, pero de esas que llegan in extremis por aclarar cuan estrafalarias suelen ser las primeras.Llevado malogradamente hacia la mayoría de edad, José transita por la España fratricida de los años 30 y posterior, distanciándose cada vez más, por los avatares de la posguerra española, de su familia y de sus orígenes extremeños. Desde Rentería, ya casado con Antonia, y zafándose de un callejón sin salida con la guardia civil, dio el salto a Bélgica por muchos años. Aquí acunaron andanzas irrepetibles, sobre todo con un virtuoso empresario, que hizo fortuna con las oleadas emigratorias a la incipiente CEE, alcanzando a servir en el Vaticano.Pero las noticias que recibían de los suyos por cartas les indujeron a un amargo pesar frenando sus nuevas vidas. Entonces, improvisando clarividencia y sin arredrarse, buscaron a la familia que quedó atrás por entre las trampas de sus aciagas venturas, edificando cortijos en el aire en sus sorprendentes viajes.