James E. Carter representa a una de las figuras vivas del stateman de nuestro siglo. Candidato demócrata, Presidente de los Estados Unidos (1977-1981) y Premio Nobel de la Paz, su trayectoria hacia la nominación en clara carrera de frontrunner, su emotiva retórica y el uso de viejas y nuevas estrategias de comunicación política le llevaron a la victoria en una época de desencanto que, como la actual con Irak y la crisis financiera, dominaba a su país tras los fiascos de Vietnam y Watergate. Su elaborada campaña marca un hito a finales de los 70 gracias a la mística del Bicenntennial y a sus cualidades nada usuales de outsider a Washington que predica la renovación de América en clave de mayor participación ciudadana en el gobierno y de interdependencia en la relación con el resto de naciones. No solo por la exitosa consecución de etapas de una carrera presidencial cada vez más dilatada en términos de recorrido y financiación, las lecciones que Jimmy Carter, perdedor de una de las reelecciones mas complejas nuestro tiempo, ha legado a los que le siguieron, en estilo y liderazgo de la emoción no son en ningún modo desdeñables. Minuciosa planificación, discursos plenos de sentimiento religioso y populismo mediático con el que supo ilusionar a la otra America y devolver a su partido a la Casa Blanca tras diecisiete años de ausencia, recorriendo estados, multiplicando mítines y encuentros, y recuperando definitivamente los debates para la moderna dinámica electoral. Formación autodidacta, creencias y una personalidad a veces obcecada que pueden seguirse en proyectos como la fallida aprobación del tratado SALT II, para una imagen pública que ha mejorado con éxito Bill Clinton, y que podemos observar en el efecto Obama del nuevo desconocido- Iowa fue igualmente el primer triunfo ascendente del georgiano. Historia viva y herencia que este octogenario embajador y mediador no ha dejado de proporcionar en misiones internacionales con sus comprometidas declaraciones y el incansable trabajo del Carter Center por la concordia y la paz mundial.