El auor confiesa haber escrito las páginas de La nota rota para retratar a músicos que admira. La lista de compositores era larga, pero prefirió reducirla imponiéndose la norma de la brevedad al redactar estas semblanzas. Para ello escogió creadores muy diferentes. Ateniéndose a sus propios gustos y aficiones, incluyó a músicos del Renacimiento o del Barroco junto a muchos de los mejores creadores e intérpretes de jazz. Pero tampoco se olvidó del flamenco o de sorpresas como las mujeres y hombres del desierto, o de Ram Narayan o Wasis Diop. Sólo cierra su puerta a los que ahuecan la voz y el chaqué al referirse a la «música culta». En el libro predominan los músicos innovadores. En él se congregan, con idéntico desamparo ante lo desconocido, los hombres que no se dejan domeñar, los que perdieron su breviario de dogmas y los merodeadores descalzos. Conviven así en sus páginas Billie Holiday y Charlie Parker con Claudio Monteverdi y Thomas Tallis, Janis Joplin y Patti Smith con Karlheinz Stockhausen y Heitor Villa-Lobos, Sabicas y Paco de Lucía con Franz Zappa y Jimi Hendrix, Nico y Leonard Cohen con Béla Bartok y Ludwig van Beethoven. Música de la mejor, sin discriminaciones ni prejuicios excluyentes. Unidas a las "notas rotas" abundan las biografías trágicas. Pero el autor celebra las excepciones. A veces, como nueva transgresión, apunta los detalles de una vida favorable. Saluda, por ejemplo, al renacentista Josquin Desprez, uno de sus autores preferidos. Y todo ello con la precisión del especialista y el depurado estilo del poeta. Francisco Javier Irazoki (Lesaka, Navarraa, 1954) fue periodista musical. Formó parte de CLOC, grupo de escritores surrealistas. «Cielos segados» (Universidad del País Vasco, 1992) recopiló su poesía hasta 1990. Ha colaborado con el fotógrafo Antonio Arenal. Hiperión pe publicó en 2006 «Los hombres intermitentes», volumen de prosas poéticas. Desde 1993 reside en París.