Nos recuerda que la identidad y la exclusión son los dos constructos sobre los que se funda la idea de nación y explica cuáles son los aspectos más controvertidos del discurso nacionalista cuando se lo confronta a la noción de ciudadanía o a la apelación a una unidad compartida. Su planteamiento se cierra con una reflexión sobre la cuestión del sujeto en la vida contemporánea, de su proyección individual como persona y de su relevancia social como ciudadano.