Escritas a lo largo de un periodo de cuatro años, tiempo en el que Yoshiharu Tsuge padecía ya de una frágil salud física y mental, las seis historias reunidas en este volumen bajo el título de La mujer de al lado componen un cuadro de trazos autobiográficos tanto de los inicios del autor en el mundo del manga, como de los sucesivos fracasos y sinsabores existenciales que atravesó. Aparentes distorsiones de la realidad de Japón, las seis historias reflejan una vida cotidiana materializada como el reverso del éxito social y nos devuelven el relato deshilvanado de todos aquellos que quedaron al margen del gran progreso económico del país. ‹‹Quizá porque me encuentro mal, quizá estoy aburrido de dibujar manga, pero lo cierto es que apenas encuentro ya motivación para continuar con mi trabajo», admitía Yoshiharu Tsuge cuando se publicó La mujer de al lado en Japón, época en la que se produjo también un cambio radical entre lo que representaba él mismo y lo que proponían los nuevos autores. Treinta años de carrera a sus espaldas y Tsuge admitía haber llegado al límite de sus fuerzas, ansiar tan solo una pensión del Estado y retirarse a la oscuridad de una montaña perdida. Ese desapego hacia su propia obra no resta, sin embargo, un ápice de interés a estas historias protagonizadas por personajes casi nihilistas, sumidos en una profunda crisis moral, social y existencial. «Paisaje de vecindario», «La mujer de al lado» o «Niño», por citar tres de los relatos que contiene el volumen, resultan tan clarividentes e ilustradores de la realidad del país anterior a la explosión económica, como algunos de los grandes títulos de la literatura japonesa de la época. Yoshiharu Tsuge nació en 1937 en Tokio. Personaje misterioso y escurridizo, es el artífice de una de las obras más singulares e innovadoras dentro de la industria del manga. Sus publicaciones podrían enmarcarse dentro de tres bloques distintos: uno inspirado en los viajes, otro en los sueños y el último, al que pertenece, que es autobiográfico y nostálgico. Todas sus historias son crudas y están salpicadas de tintes oníricos y surrealistas. En 1987 publica Despedida, su última obra. No volvió a dibujar. Su vida constantemente en vilo entre la pobreza y la depresión, se descompuso. Decidió quedarse al margen de la sociedad o, más bien, eligió hacerlo de una vez por todas. Emprendió varios negocios fallidos (vender cámaras, por ejemplo), pero el aburrimiento siempre terminó por vencerle. Si dejó de dibujar no fue por una razón concreta, simplemente dejó de hacerlo. Gallo Nero publicó en 2015 su obra maestra El hombre sin talento.