La persistencia de comunidades musulmanas en los reinos cristianos de la península Ibérica durante la Edad Media presenta una gran riqueza de matices en cuanto a convivencia, resistencia a la cultura dominante y asimilación. Aunque los mudéjares estaban sometidos a los cristianos, pudieron conservar ciertas prerrogativas y una estructura social propia, así como la continuidad de su vida religiosa. Dependiendo del reino peninsular en que residieran, los musulmanes eran conocidos con una de las tres denominaciones que figuran en el título de este libro: moros, sarracenos y mudéjares.