Durante miles de años los seres humanos han formado parte de la comunidad, más extensa, de la naturaleza. Han mantenido relaciones activas, no sólo con otras personas, sino con otros animales, plantas, objetos naturales (incluido las montañas, los ríos, los vientos) que apenas recientemente han llegado a considerarse inanimados. David Abrams estudia este fenómeno de ruptura con el mundo natural basándose en la filosofía de Merleau-Ponty, el chamanismo balinés, los cuentos apaches y su propia experiencia para revelar en la cognición humana la sutil dependencia del entorno natural.