«La aurora comporta una sensación de pureza incluso cuando domina el hielo invernal dice el autor en su introducción: aleja los humores y los efluvios pesados del sueño en los locales cerrados y calientes, dejando paso al nítido hielo. Para muchos de nosotros las primeras palabras de la mañana son las de los periódicos
Según Hegel, la oración de la mañana del hombre moderno es la lectura del periódico, porque permite situarnos cada día en nuestro mundo histórico. Y Baudelaire no dudaba en recordar que cada periódico
no es más que un entramado de horrores: guerras, delitos, robos, obscenidades, torturas, delitos de los políticos, delitos de las naciones, delitos de particulares, borrachera de obscenidad univer-sal
». Mediante una reflexión para cada día del año, sigue diciendo el cardenal Gianfranco Ravasi, «trato de distanciarme de semejante atmósfera y
de aspirar el perfume de la mañana a través de palabras antiguas o recientes que
te permiten entrar en las horas y los trabajos de la jornada con una dosis de aire limpio, de espíritu purificado, de limpieza interior. Son palabras dichas, pensadas o escritas por labios, cerebros, manos de grandes hombres y mujeres que, a lo largo de la historia de la humanidad, han ofrecido palabras de sabiduría, capaces de provocar un estremecimiento en el alma, un sobresalto en la conciencia, una torsión en la mente, rompiendo o al menos encrespando la calma anodina de los lugares comunes y de las banalidades». Estas reflexiones han aparecido cada día de 2011 en el Avvenire: diario italiano de la mañana. Las columnas, llamadas Il mattutino han constituido para muchos lectores un autentico alimento para el espíritu que les ha sostenido y estimulado a empezar la jornada con un ánimo renovado, distinto, optimista. La editorial italiana Mondadori recogió los matutinos de los 366 días de 2011 en un volumen titulado Le parole del mattino (Las palabras de la mañana) con un gran éxito de ventas. Ciudad Nueva se complace en ofrecer al público hispano parlante, la versión de la excelente traducción de Jorge Sans Vila.