A menudo, los medios de comunicación o los estudios académicos nos presentan una imagen muy negativa de la juventud africana. En nuestro contexto lejano, nos imaginamos siempre a estos jóvenes como víctimas de conflictos, de enfermedades o de la crisis económica, demasiado alborotadores o excesivamente pasivos, presa fácil para la manipulación o el reclutamiento por parte de mafias, milicias o grupos violentos. Poco o nada sabemos de ellos, en realidad. Por supuesto que la violencia, la pobreza y la falta de oportunidades hacen mella en los jóvenes africanos. Sufren carencias y en muchos casos se encuentran en situaciones extremadamente duras. Los hay que se dejan vencer por las dificultades o el desencanto, pero muchos otros plantan cara al día a día con entusiasmo, implicación y alegría. La mayoría rechaza la violencia, busca espacios donde hacer oír su voz, crea oportunidades de empleo y contribuye a la construcción de la paz. Este libro reúne historias que nos devuelven la fe que nunca debemos perder en la juventud. También renovará nuestra esperanza en un maravilloso y diverso continente, al que solemos tratar como un país, cuando culturalmente es exuberante y prácticamente inabarcable. Muchas voces se juntan en estas páginas para hablarnos de proyectos innovadores y de experiencias de superación. Mujeres feministas que luchan por sus derechos sexuales y reproductivos, jóvenes con discapacidades que rechazan la exclusión, asociaciones de emprendedores que trabajan por labrarse un futuro, activistas que son emisarios y constructores de la paz en países con terribles heridas de guerra, inconformistas que utilizan las redes sociales y los medios de comunicación para cambiar la realidad? Todos ellos son impulsores, agentes del cambio. En su energía y creatividad se halla la esperanza de todo un continente.