Arqueóloga, espía, lingüista, escritora, fotógrafa y activista política, Gertrude Bell nació en 1868 en Inglaterra, rodeada de privilegios y abundancia. Hija de un acaudalado industrial, Gertrude rechazó la vida de lujo que le esperaba y eligió estudiar historia en Oxford, donde se licenció con matrícula en tan solo dos años...Sin embargo, la vida y las convenciones de la universidad la decepcionaron y decidió dedicarse al montañismo, conquistando el más difícil de los picos de los Alpes, el Matterhorn. Su pasión fue, de todos modos, el desierto, por donde viajó sola,al principio como arqueóloga. Pronto, gracias a sus conocimientos políticos y a su dominio del árabe, fue captada por los servicios secretos ingleses en Egipto. Amiga y compañera de T.E. Lawrence, durante la Primera Guerra Mundial, fue asesora del virrey de la India, departió con Winston Churchill mientras se preparaba la conferencia de El Cairo de 1921 y viajó de Delhi al frente de Mesopotamia, desde dondeconspiró para dibujar las nuevas fronteras de Irak...Fue a todas luces una mujer poderosa, pero decidió acabar con su vida cuando solo tenía cincuenta y ocho años, sin que nadie la acompañara en sus últimos días. De esa triste contradicción nace la magnífica biografía de Georgina Howell, que explora la vida íntima de una gran señora, rebelde, intensa y frágil como suelen serlo los grandes perdedores..