Más que en un tiempo y un lugar concretos y determinados, y deliberadamente despojada de elementos descriptivos exteriores que narren la acción y la trama, La heredad ocurre en la sucesión de las voces de los personajes y en los ecos anónimos del pasado. Mezclando diferentes planos temporales y diversas formas del lenguaje, los distintos registros de la escritura se reflejan y complementan entre sí, al igual que los añicos de un espejo, para componer una única imagen: la de la soledad y sus sombras. Al mismo tiempo, en La heredad se recrean temas de la tragedia griega clásica: locura, maldición, incesto, inmersos en un espacio cerrado, agónico, que, como el mítico territorio literario de «Isla Nacaria» fundado por el autor, participa del mito y el símbolo. Novela de la identidad y la memoria, de la desolación y los prodigios de la tierra, del aislamiento existencial, La heredad, de Sabas Martín, es una extraordinaria indagación en los mecanismos de la escritura y en los abismos de la condición humana.