En 1939, durante la guerra civil, Enric Vallhonesta, despierta encerrado en algún lugar de Aragón junto a un grupo de compañeros. Estamos en 2011, la guerra terminó hace muchos años y ellos aguardan con la esperanza de que vendrán a rescatarlos algún día. Solo quieren reencontrarse con su familia, con sus ilusiones, con su vida afuera. La inesperada amistad con la mujer de la habitación 42 y la información que recibe del exterior, hará que se enfrente a su destino. Solo su memoria lo mantiene vivo. Víctor Boira invita a la reflexión serena sobre un drama latente, la Memoria Histórica, que hoy en día, desgraciadamente, continúa siendo esa herida abierta en la memoria de nuestro país, y en la de tantos españoles que siguen buscando, muchos años después, el momento en el que, por fin, enterrar dignamente a sus seres queridos para que descansen en paz. Ya no quedan ni culpables, ni vencidos, porque todos somos perdedores.