La ciudad de La Habana no sólo es una de las capitales más bonitas de América, sino de todo el mundo. Una ciudad donde a pesar del abandono que parece apoderarse de sus viviendas, hubiera permanecido fiel a unos principios donde el tiempo no existe, como si después de haber conocido un floreciente periodo de expansión se hubiera detenido en los años cincuenta del siglo XX, retando al viajero a realizar un recorrido por una ciudad detenida en ese espacio de tiempo. Habrá que contemplar La Habana con la misma mirada que se dedica al mago: esperando descubrir el truco que hace aparecer el conejo de la chistera, porque detrás de cada fachada, de cada cara se oculta la historia de un pasado que a veces se añora por perdido y que no siempre se consigue apercibir. Mirar, observar sin prisas será la mejor manera de entrar en ese mundo más hermético de lo que parece que es La Habana. Completando visita de la ciudad de La Habana nada mejor que algunas excursiones hasta las paradisíacas playas de Varadero, Cayo Largo o la Isla de la Juventud, hasta la bellísima villa colonial de Trinidad con su Valle de los Ingenios o Matanzas, conocida como la Atenas de Cuba, o bien hasta los paisajes de la parte occidental de la isla, Soroa, Valle de Viñales, Pinar del Río. Todo ello una breve muestra de todo cuanto nos reserva Cuba.