EL libro de Gómez Carrillo ofrece un itinerario válido a posibles viajeros lectores más o menos fetichistas que aún busquen esa Grecia luminosa degustada en decenas de poetas europeos -Goethe, Keats, Hölderlin, Byron, Leopardi, Yourcenar- y que viajen o lean sin poder o sin querer desprenderse de sus amados prejuicios prohelénicos. Gómez Carrillo hablará hoy a aquellos que se saben fatalmente atraídos por la vieja Grecia y quieran reenamorarse de la nueva -de su nueva edad-, a sabiendas de que es más vieja, más estridente, menos vigorosa, menos juvenil. AURORA LUQUE. ENRIQUE GÓMEZ CARRILLO (Ciudad de Guatemala, 1873-París, 1927) fue junto con Rubén Darío uno de los primeros renovadores de la literatura hispánica a finales del siglo XIX. Tuvo una vida errabunda y pintoresca de escritor, diplomático y periodista. Las más de tres mil crónicas que publicó, y que le convirtieron en el más conocido y mejor pagado de los periodistas de su tiempo, siguen teniendo interés, aunque no encontrarán fácilmente lectores. Sus relatos, en especial los históricos, un poco a la manera de Flaubert y un tanto decadentistas, como los reunidos en Flores de penitencia también merecerían, sin duda, una revisión, pero de entre sus más de ochenta libros publicados, son los de viajes lo que constituyen su aportación literaria de más entidad y vigencia. Además de este libro publicado originalmente en 1908, Gómez Carrillo acertó a darnos noticia curiosa de Rusia (La Rusia actual, 1906), Turquía (Notas de Oriente, 1912), la actual Palestina (Jerusalén y Tierra Santa, 1912) o Egipto (La sonrisa de la esfinge, 1913). Y en esta misma colección se ha publicado otro de sus más importantes libros de viajes El Japón heroico y galante (1912).