La Gobernanza Económica de la UE y de la UME es un entramado complejo y laberíntico de diferentes elementos, herramientas y procedimientos que combina equilibrios imposibles entre intereses comunes y nacionales. La crisis ha forzado renovadas propuestas de nuevos y/o mejorados instrumentos, inverosímiles hace apenas unos pocos años. Como en tantas ocasiones anteriores la UE ha debido hacer de la necesidad virtud y ha dado pasos de gigante hacia una gobernanza común en materia económica con el objetivo último de mejorar la preparación, la respuesta y la gestión de posibles nuevas crisis. Destacan, entre estos logros, la supervisión comunitaria de los proyectos presupuestarios nacionales, el procedimiento de supervisión macroeconómica, la creación del MEDE, o el camino sin retorno emprendido hacia la Unión Bancaria y hacia la Unión de los Mercados de Capitales. En 2017 y 2018 la Comisión Europea ha planteado nuevas y audaces iniciativas, incluyendo la puesta en marcha de un presupuesto para la Eurozona, un Fondo Monetario Europeo, un Tesoro común, o el cargo de un ministro europeo de Economía. Aunque no son fáciles, son decisiones claves e históricas para el continente ya que la mayor fortaleza y solidez de la Economía reportará bienestar y estabilidad a todos los ciudadanos europeos.